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Pitre-Chevalier, el primer editor de Jules Verne

Pierre Chevalier, más conocido como Pitre-Chevalier, fue el editor que publicó los primeros relatos cortos de juventud de Jules Verne en la revista Musée des Familles.

Este escritor, historiador y periodista francés, nació el 16 de noviembre de 1812 en Paimbœuf, Bajo Loira, Nantes. Su ascendente profesión de periodista lo llevó a convertirse en director del Musée des Familles (Museo de las Familias), revista fundada en 1833 por Émile de Girardin. En este cargo, fue el primer editor de un joven paisano suyo, el futuro escritor visionario Jules Verne. En efecto, el impulsor de que Jules se convierta en el célebre escritor de anticipación científica que hoy conocemos, fue Pitre-Chevalier, quien era dieciséis años mayor que Jules, y que antes de cumplir los cuarenta años, había dirigido ya, como redactor en jefe, el antiguo Le Figaro, que por aquel entonces era un semanario satírico, antes de convertirse en uno de los dueños y director, desde 1849, de la revista men­sual Musée des Familles, cuyo título alternativo era Lectures du soir, que según la descripción de Pitre-Chevalier era «un programa completo de educación contemporánea». Esta revista se dedicaba a la divulgación cultural y científica tanto para adultos como para adolescentes ilustrados, y en ella aparecerán, a lo largo de sus sesenta y siete años de vida (existió hasta 1900), artículos de renombrados autores como Honoré de Balzac, Alexandre Dumas padre, Victor Hugo, Alphonse de Lamartine, Théophile Gautier, Eugène Sue, Jules Verne, entre otros, así como las ilustraciones de los más destacados dibujantes del siglo XIX.

Comienzos

El Musée des Familles alcanza el éxito editorial gracias al contexto de la época. Tras la revolución que sacude Europa en 1848, la sociedad empezó a experimentar un profundo cambio. Los románticos comenzaron a dejar paso a los partidarios de Saint-Simon (1760-1825), el fundador del socialismo utópico francés, quien propugnaba que el conocimiento científico debía convertirse en la herramienta necesaria para el dominio de la naturaleza. En este sentido, la industria y la ciencia se aliaron y favorecieron el nacimiento de nuevas doctrinas. Las máquinas, hallazgos tecnológicos y descubrimientos geográficos fueron modificando los esquemas del pueblo. En resumen, el mundo era testigo de los continuos descubrimientos científicos y de la revolución industrial que estaba en marcha, y Pitre-Chevalier lo supo ver y aprovechar en beneficio de su proyecto editorial.

La revista venía destacando por esos años en París, imponiéndose de inmediato como herramienta natural del nuevo ímpetu popular hacia la alfabetización. Presentaba además una vocación enciclopédica, que de pronto se puso muy de moda. La novedad era que los textos iban sistemáticamente acompañados por ilustraciones de buena factura, lo que lograba una atractiva y muy apreciada iconografía. En aquella época, Pitre-Chevalier ya había realizado una gran labor periodística, escrito algunas obras regionales sobre el Bajo Loira y la Vendée, y era conocido como un director de ideas modernas. Inventó el principio del folletín y creó una nueva prensa destinada al gran público. Este nativo de Nantes no cesaba de ampliar su círculo de colaboradores para estar acorde con la actualidad y seducir a sus lectores. Asimismo, los artículos que publicaba el Musée des Familles tenían que es­tar bien documentados y basarse, al parecer, en experiencias personales o investigaciones de primera línea; incluso, la ficción debía ser instructiva. Tales códigos encajaban bien con los propósitos de Jules Verne, quien ya venía madurando un nuevo y titánico proyecto, la «novela de la ciencia». Es posible que Pitre-Chevalier, haya oído hablar de Jules a través de su amistad con los Dumas, pues en 1851 se puso en contacto con él para pedirle que colaborara en la revista. Por aquellos años, Jules era todavía un desconocido y joven provinciano, oriundo de Nantes, que buscaba ganarse un lugar en el mundo literario, escribiendo y escenificando obras de teatro que no alcanzaron mayor relevancia, siendo la más destacada de ellas, Las pajas rotas, que fue escenificada en 1850 en el Teatro Histórico, propiedad de Dumas padre.

Editor muy liberal

Pitre-Chevalier, fiel a su costumbre, le dio plena libertad temática a su nuevo autor, quien le confió sus ideas sobre México y la navegación en globo. Estos temas iniciales que aborda Jules, son por influencia de su veterano amigo, François Arago, un famoso explorador, que cuando lo conoció estaba ya casi ciego. Arago era un autor de muchas narraciones de viaje, y tenía entre sus ilustres hermanos, a Jean, un general que participó en la guerra de independencia de México. El hecho que Pitre-Chevalier le acepte ambos temas a Verne, lo deja encantado, pues por fin podría vivir de su pluma e independizado de su progenitor. Esta era la oportunidad de ir modelando su «novela de la ciencia». A su padre le escribe emocionado: «Pitre-Chevalier es un hombre muy formal, que me da muchos ánimos. Me ha di­cho que, de los cuatrocientos o quinientos jóvenes que le han pedi­do consejo desde que es alguien para poder opinar, yo soy uno de los tres o cuatro a los que ha animado a perseverar (…) Así que, mi querido papá, como mi destino es escribir todo lo que pueda para esta revista, me atrevería a aconse­jarte que te suscribieras a ella.» Le cuenta además que ha escrito su prime­ra colaboración con Pitre-Chevalier, a la que ha titulado Los primeros navíos de la marina mexicana, «a lo Cooper», refiriéndose a Fenimore Cooper, el escritor estadounidense, célebre por su novela El último mohicano, quien había muerto ese mismo año, y cuya obra tuvo siempre presente desde su infancia.

De esta forma, Los primeros navíos de la marina mexicana se convierte en el primer relato de Verne que aparecerá en el Musée des Familles. Fue publicado en julio de 1851 y la edición estuvo acompañada de las ilustraciones de E. Forest y A. de Bar. Años más tarde, en 1876, cuando Verne ya era famoso, el relato reaparecerá junto con la novela Miguel Strogoff, pero modificado en su contenido por Hetzel, el editor de los Viajes extraordinarios, retitulado como Un drama en México, y con nuevas ilustraciones, las del dibujante Jules Férat. Los otros relatos de Verne aparecidos en el Musée des Familles, publicados posteriormente por Hetzel, también serán modificados e incluirán ilustraciones distintas a la edición original de la revista de Pitre-Chevalier. En cuanto a Los primeros navíos de la marina mexicana, la historia describe la insurrección que se produce a bordo de dos viejos navíos españoles, donde el capitán es asesinado y los rebeldes intentan vender los barcos al incipiente gobierno mexicano, que aún no tenía marina. Para ello, viajan desde Acapulco hasta la ciudad de México, sin saber que son perseguidos por hombres leales al capitán asesinado durante el motín. Se trata de un curio­so híbrido, una mezcla de realidad e imaginación muy parecida a lo que hallaremos en sus futuras novelas, que con ilustraciones incluidas, ocupaba nueve pági­nas completas (de formato grande) del Musée des Familles. Aunque el relato se presentaba como histórico, lo constituían diálogos, como en un texto de ficción, que es lo que en realidad era.

El tema monetario

Pero lo que le paga Pitre-Chevalier por su trabajo apenas le basta para pagar el alquiler, y no le permitiría en forma alguna mantener una familia, llegado el momento. A pesar de ello, dado lo crítico de su situación, lo mejor que puede hacer es seguir escribiendo para su editor. De esta forma publica en el Musée des Familles, en agosto de 1851, un nuevo relato corto, titulado Un viaje en globo, que aparecerá posteriormente, en 1874, como parte de la colección de cuentos El doctor Ox, en la edición Hetzel, pero retitulado como Un drama en los aires. Esta vez, la historia se desarrolla en Alemania, donde un hombre planea llevar junto con él, algunas personas a pasear en su globo, pero los invitados no llegan a tiempo para el viaje. El globo comienza el ascenso, y es entonces que otro hombre aparece rápidamente y salta hasta caer dentro de la barquilla. El único propósito del inesperado pasajero es viajar en el aerostato, hasta que éste se eleve a su máxima altura. Antes que acabe la odisea, el loco corta los cables que sostienen la barquilla y cae hacia una muerte segura, mientras el otro se aferra al globo para intentar sobrevivir.

La colaboración con Pitre-Chevalier continúa y ambos escriben Castillos en California, una comedia que nunca fue estrenada, pero que apareció en el Musée des Familles, en junio de 1852, en la sección «Espec­táculos en familia». Es una sátira acerca de la fiebre del oro tan popular en aquel momento y en la que se puede apreciar nuevamente la influencia de Jacques Arago, a quien fascinaba contarle a Jules sus aventuras como guía de muchas bandas de buscadores de oro en Colorado, EE.UU. Lo curioso es que en la obra figuran como coautores Pitre-Chevalier y Jules Vernes (con s al final). El joven y agradecido autor no se atrevió a protestar por el error ortográfico, que, en consecuencia, volvió a repetirse al si­guiente mes, en la narración Martín Paz. En realidad, algo había ganado, pues a principios de año, había aparecido en la lista de colaboradores de la revista como ¡Charles Verne!

El próximo relato de Jules en el Musée des Familles se convertirá en su primera obra narrativa. Le da el título de Martín Paz. Se trata de una historia que se desarrolla en Perú y que requiere, por tanto, amplias investigaciones acerca de la topografía, los trajes y el clima. Verne pasa muchas horas en la Biblioteca Nacional, un lugar de «ina­gotables recursos», como le explica a su padre. Más adelante, dedi­ca allí mucho tiempo a la investigación para preparar sus futuros Viajes ex­traordinarios, pero por ahora solo está aprendiendo a investigar.

Inspiración para Verne

Esta novela corta de estilo romántico, le fue inspirada a Verne en las pinturas del artista peruano Ignacio Merino. Según Pitre-Chevalier, Merino había traído de Perú un álbum de acuarelas que mostraban los paisajes y costumbres de su país. A raíz de ello, el editor autorizó a sus dibujantes, reproducir las mejores pinturas de esta colección inédita en su revista. Aquellos grabados de Perú sedujeron a Jules a tal punto, que no dudó en ambientar su nuevo relato en el Perú colonial. Así, en julio de 1852, el Musée des Familles publica Martín Paz bajo el siguiente y solemne título: América del Sur, costumbres peruanas: Martín Paz, relato histórico, el cual reaparecerá modificado en 1875, en la edición Hetzel, junto con la novela El Chancellor. El propio Pitre-Chevalier, al presentar esta obra en dos entregas, afirmaba estar seguro de que «no podrá por menos de agradar a nuestros lectores esta crónica, con cuyas dramáticas peripecias dignas de Cooper, va el señor Jules Verne a poner ante sus ojos el Perú entero: su historia, sus costumbres, sus paisajes, sus atuendos.» Martín Paz, es el hijo del líder de un grupo de insurgencia indígena que prepara una revuelta para tomar el poder. Tras el pretexto de una trágica historia de amor entre un indio y una joven blanca judía, que resulta ser la hija de un noble español, Verne resalta en este relato, los graves conflictos interraciales protagonizados entre españoles, indios y mestizos, durante los inicios de la República peruana, en el contexto de la persistente opresión que ejercen los descendientes de los conquistadores españoles sobre la población indígena. El propio Verne se mostró conforme con la aceptación de su texto, pues le escribe a su padre en agosto de 1852, tras la publicación de la segunda y última entrega: «Estoy satisfecho del relato. En general, ha gustado y me ha dado la impresión de que los lectores esperaban con impaciencia el final de la historia.»

Sin embargo, el Musée des Familles le sigue pagando tan poco a Jules por sus artículos, que estaba considerando la posibilidad de no volver a escribir nada para Pitre-Chevalier. Pero la situación económica le obliga a continuar con sus contribuciones en la revista. En 1854 aparece su siguiente obra: Maestro Zacarías, que es la historia de un viejo y orgulloso relojero suizo que se siente morir, cuando los relojes que ha construido empiezan a fallar, y para recuperar el único reloj que se mantiene funcionando, debe arrancar a su hija de los brazos de su prometido, para entregársela en matrimonio a un hombre que trabaja para el diablo. Tras la publicación de este relato, Jules, en una carta a su padre, cita una frase desconcertante: «Estudio más que escribo -le dice-, porque tengo a la vista sistemas nuevos.» ¿A qué sistemas nuevos se refiere?

Otros relatos

El siguiente relato aparece en 1855. Se titula Una invernada entre los hielos, donde encontramos los primeros rasgos que definirán el futuro estilo novelístico de Jules Verne, pues la obra tiene un gran parecido con algunas no­velas de los Viajes extraordinarios como Aventuras del capitán Hatteras o El país de las pieles. No obstante, por aquellos años, el autor no ha renunciado aún al teatro y sus convencionalismos. La primera entre­ga de Una invernada entre los hielos llevaba un prólogo que, después del tiempo transcurrido, podemos consi­derarla como un manifiesto. Puede suponerse que Pitre-Chevalier, que tanto tiempo había precisado para saber cómo se escribía correctamente el apellido de su amigo y cola­borador Jules Verne, era responsable, en parte al menos, de estas lí­neas que nos hablan del «paso del Noroeste». Este relato será el último que Pitre-Chevalier le publique a Jules Verne como director del Musée des Familles, pues tras la muerte de su esposa Camille Decan de Chatouville, en 1859, con quien tuvo su única hija, Marguerite, la salud del editor se deteriora notablemente.

Pitre-Chevalier muere el 15 de junio de 1863 en París, a la edad de cincuenta años, dejando la revista en plena prosperidad. Luego de su deceso, la dirección de la revista la ejerce otro amigo de Jules Verne, el dramaturgo, editor y financiero francés, Charles Wallut, quien por aquella época era corredor de Bolsa al igual que Jules. Wallut tomará las riendas de la revista hasta 1882, incrementando su rentabilidad. En este periodo, se publicarán las siguientes obras de Jules Verne: A propósito del Gigante (1863), Edgar Poe y sus obras (1864), El conde de Chanteleine (1864), Los forzadores de bloqueos (1865) y Una fantasía del doctor Ox (1872). En total fueron once los relatos de Verne publicados en el Musée des Familles. Los siguientes directores no continuaron la buena labor que les legaron Pitre-Chevalier y Charles Wallut. Este mal manejo trajo consigo una notable disminución en las ventas de la revista, lo que ocasionó el cierre de sus operaciones en 1900.

Actualmente, en Nantes, la ciudad natal de Pitre-Chevalier, existe una calle que lleva su nombre, en homenaje a la labor periodística y divulgación cultural que impulsó en Francia durante el siglo XIX, el primer editor de Jules Verne, por medio de su revista Musée des Familles.